Las corridas de toros, desde sus orígenes, siempre han tenido una gran vocación de ayuda, ya sea para alguna obra civil o de carácter humanitario, pero siempre apoyando al desarrollo de los pueblos y ciudades. El primer hallazgo que encontramos en el cual los beneficios económicos de una corrida de toros se destinaron a la beneficencia es en 1853, cuando el 22 de septiembre en el órgano del Supremo Gobierno, que luego sería el Periódico Oficial del Estado.