Cuando se ama a la vida se ama al pasado, el maestro siempre hablaba del pasado, con una gran fascinación, en realidad, de su amor a la vida. En las innumerables charlas de los desayunos en el gran Hotel Ancira, en la misma mesa lado noreste, lugar preferido del maestro, a donde nos conducía el capitán, que ya lo conocían desde hacía muchos años -recuerdo que con el compartimos la celebración del Centenario de dicho hotel en el 2012-, siempre nos sorprendía con sus comentarios llenos de historia, de hecho, ¡él nació para la historia! y nos platicaba "me gustaba de niño, sentarme en cuclillas entre las piernas de mi padre, que estaba contando algo, y desde que tengo uso de razón, capté todo lo que conversó, creo que desde ahí y de esas cosas que guardaban las abuelas: libros, retratos ... nació mi vocación".