Eran las cinco de la tarde de aquel 31 de julio del 2006 cuando salí de mi casa en la colonia López Mateos para enfilar hacia la calle Perimetral Sur y abordar el ruta 400. Mientras esperaba su llegada levanté la vista al horizonte sur y distinguí una gran densidad de nubes grisáceas allá en el interior de la Huasteca, nubes que posiblemente estaban descargando su furia sobre aquellos monumentales desfiladeros. La llegada del camión hizo que mi pensamiento me recordara que me dirigía a la reunión semanal del Grupo Cultural Vanguardia.