Para llegar a ser señorita y perderla libertad
Con el oscurantismo de los años en que se inauguraba el uso de la píldora llegó a la adolescencia. En casa todos querían que la niña continuara como tal, con sus arrebatos independentistas y ese aire de yo-todo lo-puedo-hacer. Trepada en árboles, corriendo detrás del perro para montarlo y despanzurrarlo, tamaña muchachota. Hasta ese entonces ni por error se había asomado a la cocina. Ningún quehacer hogareño le habían encomendado, el dulce privilegio de la benjamina