Corría el año de 1973, cuando Ignacio López Tarso aceptó trabajar en la obra “Cyrano de Bergerac”, de Edmond Rostand, acompañado de un elenco totalmente regiomontano. La puesta en escena resultó fabulosa, con escenografía del Arq. Antonio Neri y dirección del decano del teatro en Nuevo León, Rubén González Garza. La temporada estuvo limitada a tres semanas, incluida una de ensayos, para ser representada en el Teatro Monterrey del IMSS.