En todo el lugar se escuchaban los gritos de los compañeros de Vinicio, presentían la llegada de un nuevo huésped, la exaltación por la presencia del nuevo personaje era indescriptible; por los pasillos, todos y cada uno, hasta el soberbio Vinicio, sentían que era alguien especial, se asomaban por las rejas de sus habitaciones tratando de verle pasar, algunos le vieron como “el verdadero”, del que por los siglos de los siglos se ha hablado. Extendían sus manos para tratar de tocarle por el hecho de ser bendecidos por sus harapos; sin embargo, Vinicio comenzó a gritar aplastando el momento de la llegada del “nuevo”, quien con su cabeza en alto y sus ojos
tiernos era admirado por todos los residentes del manicomio