Desde los tiempos más lejanos, todas las élites sociales que ocupan las cúpulas del poder económico y político se han preocupado por crear mitos o fórmulas ideológicas más o menos complicadas, para justificar su privilegiada condición. En una apretada síntesis decía así, a fines del siglo XIX, el ameritado maestro Pablo Livas: “Primero fueron dueños del mundo los sacerdotes, los guerreros luego y después los ricos y explotadores; va a venir el tiempo de que el predominio de los pocos acabe y que los de abajo asciendan”.