El psicoanálisis nos aporta una prueba más de cómo el régimen capitalista de producción vulnera decisivamente el sistema nervioso de los individuos. El período de sueño es la parte de la vida diaria del hombre durante la cual, teóricamente (es decir, de acuerdo con su conformación biológica), debe poner en reposo todos sus órganos y procesos fundamentales con el fin de recobrar la energía gastada durante el resto del día. Pero resulta que el cerebro del hombre continúa, aún en ese estado, trabajando a marchas forzadas en la elaboración de sueños que sirvan, como los síntomas en los estados psíquicos patológicos, de satisfacciones sustitutivas de los deseos reprimidos. El aparato psíquico del hombre se encuentra, durante el período del sueño, sobrecargado por el trabajo que supone mantener en estado latente los pares de contrarios que de otra manera asaltarían la conciencia del individuo interrumpiendo su reposo, por la energía que requiere el mantener en equilibrio las fuerzas de esos opuestos y por la que se emplea en la preparación de los sueños cuando la potencia de aquellos es tal que debe buscarse una transacción entre sus tendencias opuestas a través de la satisfacción ideal del deseo reprimido.