Después de muchos años de escuchar toda clase de referencias sobre Yo soy Betty, la fea (Gaitán, 1999), decidí sacarle provecho al desempleo y ver la famosa telenovela colombiana durante la pandemia. La cuestión es que, al igual que el fandom formado desde el estreno en octubre de 1999, caí embobado en la trama acerca del paso de Beatriz Pinzón Solano por la empresa de moda Ecomoda, propiedad de las familias Valencia y Mendoza, cuyo heredero de esta última, Armando, se hace con las riendas del negocio tras la jubilación de su padre.