Cuando se hablaba de los estudios del hombre, se hacía referencia al estudio de la especie humano excluyendo a las mujeres, estando presente una visión de discriminación y sexismo. Esta visión limitada no era exclusiva hacia las mujeres, en el caso de los hombres solo se estudiaba a los hombres como un ente omnipresente que representaba los valores de virilidad, fuerza, violencia y competitividad llegando a nombrar esta idealización como “la esencia masculina” o “el hombre ideal”; en los casos en que determinados hombres salían de este margen, eran señalados como errores extravagantes.