Nunca le gustó el estudio e iba poco a la escuela. Por eso el profesor Daniel, director de la secundaria, le puso el mote, ya que se presentaba a clases muy de vez en cuando, como los cometas, que tardan mucho en circunvalar al astro rey. Pero el maestro se equivocaba, pues el Cometa sí iba a la escuela, pero de noche y cuando la plaza quedaba en calma. Él y Rogelio, la Borrega, me invitaron una vez a hacerlo y yo los acompañé, más por saber qué hacían y por el afán de la travesura, que por otra cosa.