Previsoramente, Gamow, en los trabajos que ya hemos examinado, había separado la materia en materia propiamente dicha y radiaciones y confería a estas últimas características sobre-naturales, metafísicas, como las de conservarse siempre iguales al margen de las transformaciones generales de la materia, concentrarse en un lugar de existencia imposible, en una capa esférica en el borde indeterminado e indeterminable del universo, viajar eternamente en movimientos radiales hacia el centro del mundo o en traslaciones a través de los círculos máximos, volviendo siempre al punto de partida, etcétera. La prevención gamowiana tenía por objeto justificar con otro argumento más la veracidad de la teoría cosmológica relativista. Era posible encontrar partículas y elementos fósiles que se hubiesen conservado sin cambio desde el momento de la gran radiación o explosión, los cuales constituirían la prueba fehaciente de ese acontecimiento.