Tres son los poetas más sobresalientes en el reinado de Augusto, primer emperador romano, quien gobernó el gran Imperio propiamente por más de cincuenta años. Uno de ellos es Publio Virgilio Marón, autor de La Eneida, epopeya en doce libros que el poeta no alcanzó a pulir como él quería: la muerte se lo impidió. El segundo es Quinto Horacio Flaco, autor sobre todo de cuatro libros de magníficas odas y de interesantes epístolas, entre las que destaca la Epístola a los hermanos Pisón. Esta se convirtió en una normativa literaria que los escritores obedecieron durante muchos siglos. El tercero es Publio Ovidio Nasón, célebre por múltiples motivos, especialmentee por su tratado de mitología llamado Las Metamorfosis. A este último poeta se refiere el presente artículo y, en particular, a su destierro a la pequeña ciudad de Tomi, en las orillas occidentales del Mar Negro.