No es fácil resumir en un artículo los hechos de las vidas de los grandes emperadores romanos, como lo fueron Augusto, Constantino I y tal vez Diocleciano. Esto se debe a que tienen una primera etapa en que luchan por quedar como únicos dueños del poder; después viene la segunda, en la que ya amos y señores de todo el Imperio, realizan hechos que impactan a la posteridad no sólo de Roma, sino de casi todo el mundo. Tal es el caso de los tres emperadores citados.