Una vez que ha establecido firmemente el edificio de la teoría especial de la relatividad y que Minkowski le ha proporcionado el armatoste de la ''hípergeometría", Einstein da un nuevo impulso a su tortuosa fantasía y, entusiasta,se apresta a urdir otro embrollo físico. Extiende el alcance de sus elucubraciones con el fin de establecer una teoría "general" de la relatividad y formular, con base en ella, una ecuación omnicomprensiva, adecuada para la descripción de las propiedades de la materia, el espacio y el tiempo y sus relaciones mutuas en cualquier lugar y en cualquier época, la que se ha dado en llamar "la ecuación" de Einstein.