Recuerdo mi época de estudiante en la universidad, un profesor nos dijo que el examen sería a libro abierto. Pensé que sería una gran ventaja tener todos mis apuntes y libros a mi disposición, pero no resultó como lo esperaba. Cuando llegué al examen, me di cuenta de que había subestimado la cantidad de información que tendría que revisar en poco tiempo. Además, había subrayado y anotado en mis libros y apuntes de tal manera que no podía encontrar fácilmente lo que necesitaba. En lugar de sentirme relajada y confiada, me sentía abrumada y estresada por la cantidad de información que tenía a mi disposición. Terminé gastando la mayor parte del tiempo buscando información en lugar de responder las preguntas. Al final, no me fue tan bien como esperaba en el examen a libro abierto. Aprendí que tener demasiada información no siempre es una ventaja y que es importante saber cómo organizarla y acceder rápidamente a lo que necesitas en situaciones de tiempo limitado.