Ante el problema de escasez de agua y la distribución en la zona metropolitana de Nuevo León, a principios de junio del año en curso, tanto las autoridades de CONAGUA como del Estado, anunciaron que debían extremarse las medidas para el racionamiento. A mediados de mes, advirtieron que se podía formar un ciclón en el Golfo de México que podía generar lluvias intensas en el noreste mexicano, porque iba a impactar entre Tampico y Soto La Marina, Tamaulipas. Inmediatamente uno de los cronistas de aquel rumbo, señaló que nunca se habían formado fenómenos en este mes; sin embargo, la fuerza descomunal se acercó a las costas del otrora Seno Mexicano el día 19. Para la madrugada del día 20, los ventarrones nos dejaron sin energía eléctrica y, por ende, sin abastecimiento de agua potable, porque afectaron a los sistemas de bombeo existentes.