Las consejas populares refieren que por la región citrícola de Nuevo León se ven bolas de fuego que recorren los naranjales. Para los agricultores, son aves que anidan en depósitos repletos de fósforo y qué al volar, emiten una singular luminosidad. Pueden ser los pauraques o aves nocturnas, que aprovechan la obscuridad para salir de sus guaridas y con su aletear iluminan por los puntos por los que pasan, como si fueran aves mitológicas. Muchos conductores aseveran que cuando regresas de Laredo, a la altura de la Cuesta de Mamulique, se presentan unas luces que vienen en sentido contrario que nunca te alcanzan.