Una vez que de nuevo quedó Einstein a un paso de formular “más precisamente” el postulado fundamental de su teoría (lo que
hemos presentado como tal no es algo que expresamente haya expuesto Einstein, sino una inferencia nuestra obtenida del oscuro fárrago de sus argumentos) se dispone, en el capítulo XXIX de la obra de divulgación que hemos estado analizando1, a
resolver el problema de la gravitación de acuerdo con el principio general de la relatividad. Desde luego, podemos adelantar que en este caso tampoco podrá cumplir sus ofrecimientos y que ese “problema” no quedará resuelto, al menos explícitamente.